Bratislava, capital de Eslovaquia

Si hace dos meses me hubieran dado un mapa mudo y me hubieran dicho que señalara Eslovaquia, no se si hubiera acertado exactamente con la ubicación.

Sí, Eslovaquia, no Eslovenia que eso es otra historia.

Sabía que Eslovaquia nació a raíz de la separación de Checoslovaquia pero mi desconocimiento llegaba hasta tal punto que no sabía que eso pasó en 1993 y que sucedió de una manera pacífica. En el mundo de hoy, es difícil encontrar un país más joven que uno mismo.

Y desde este país salen mis cartas a Bratislava, su capital.

Querida Bratislava: este verano te he visto muy animada. Tanto que volvería a dar una vuelta por la catedral, a escuchar la música y tomar una cerveza en las terrazas de Panska.

Pasearía por la plaza del antiguo ayuntamiento, buscaría dedales en los puestos de souvenirs y cruzaría por debajo de St.Michael gate para dejar el casco antiguo.

A partir de aquí, seguro que me perdería pero terminaría enfrente del teatro nacional donde estos días había unas hamacas para disfrutar del cine al aire libre con subtitulo en eslovaco, todo un lujo!

Querida Bratislava: volvería a correr al borde del Danubio hasta llegar a Eurovea. Saldría corriendo otra vez y cruzaría el puente del Danubio que gracias a ese UFO no pasa desapercibido. De nuevo las hamacas, a este lado del río las encontré en el jardín de un bar y con vistas al castillo.

Pero, Bratislava, para verte de noche y bien iluminada, es recomendable subir a la colina donde está el monumento Slavin que se hizo en honor a los soldados soviéticos que te liberaron en la segunda guerra mundial.

Querida Bratislava: tu si que sabes beber y comer Kapustnica s Klobaslu, Halusky y Bryndzové pirohi. Guarda una silla para mi en Slovak pub

Querida Bratislava: muchas veces has quedado eclipsada por Praga, Viena y Budapest pero para mi ya no eres la gran desconocida, eres ese descubrimiento que se ha hecho querer. ¡Hasta pronto! 😦