Pasé once días en Varsovia, aprovechando cada minuto de mi tiempo libre y aun así me fui con la sensación de que quedaban muchos secretos que descubrir.
Es difícil imaginar aquella Varsovia que fue totalmente quemada, bombardeada y devastada en la segunda guerra mundial porque a día de hoy todo está reconstruido y lo que encuentras en cada rincón de la ciudad vieja (Stare Miasto) es una estampa idílica en la que todo encaja a la perfección.
Si mañana alguien me dice “tienes treinta minutos para estar en Varsovia y tomarte una cerveza”, sin duda alguna elegiría este punto de la ciudad vieja (Stare Miasto), presionaría el botón y sonaría Chopin.