Amanece en Jaipur. Un día más me levanto con ganas. Veremos si tras unas horas de caos estoy tan contenta. Hoy toca el fuerte de Amber, a unos 11 km de la ciudad.
Parece un castillo de arena y hace que te imagines lo que fue en el pasado: príncipes y princesas marajás (los del turbante) aclamados por el pueblo entrando al palacio montados en elefante mientras se abre la puerta de entrada y les reciben con música y bailes en el patio interior.
Las torres, murallas, los ventanucos y balcones, todo roza la perfección. En cambio en el interior del fuerte de Amber las paredes están muy descuidadas. En mi opinión es mejor subir la muralla andando, cruzar la puerta y llegar hasta el patio justo antes de pagar la entrada.
Por la tarde volví a Jaipur para intentar comprar algo en los bazares pero no pude. La gente me agobia demasiado así que hago tiempo en la azotea del hotel hasta que cojo el tren.