Si el destino hubiera querido traernos aquí en primavera o verano, la ruta de hoy la hubiéramos hecho en bicicleta porque este país está más que preparado para moverse pedaleando, ahorrarse el coche y disfrutar de la costa y la naturaleza de interior.
Tanto el castillo de Frederikberg que está en Hillerod como el castillo de Kronborg en Helsingor se encuentran a unos 40km en bici de Copenhague pero si el viento azota con tanta fuerza como hoy, lo mejor es que te saques la tarjeta turística de un día y hagas en tren Copenhague-Hillerod-Helsingor-Copenhague
El castillo de Hillerod está históricamente ligado a la familia real danesa y es el palacio más grande de Escandinavia aunque no lo tiene muy difícil porque en otros países que he estado no he visto muchas construcciones de este tipo.
Hillerod es más pintoresco y rural que Helsingor y su castillo está en una isla en medio de un lago, rodeado de jardines. Con todos las vueltas que he dado por el mundo, a veces pienso “¿dejaré algún día de sorprenderme?”. Pues de momento no, porque el entorno, los detalles de las torres, los patios y la muralla hacen que este castillo me haya impresionado.
El pueblo de Helsingor es una escena marítima y como no podía ser menos el castillo está pegado al mar. En todos los sitios hay monumentos con suerte y a este castillo le hizo popular la obra Hamlet de Shakespeare donde era llamado Elsinor.
Y aprovechando que Hamlet pasa por aquí dejo una frase del libro: “No existe nada bueno ni malo; es el pensamiento humano el que lo hace parecer así.”
Y ahora nos vamos a Oslo.