El gran mercado de Chichicastenango, que se celebra los domingos y jueves, es el motivo por el que cientos de turistas vienen a este pueblo.
Odio comprar, me cansa regatear y no soy fan de las aglomeraciones así que decidí venir el sábado cuando no hay forasteros y es más fácil entrar en contacto con la población local.
La lengua oficial de Guatemala es el español pero es curioso como pasa a ser la segunda lengua en la mayoría de los pueblos y como hay mucha población que no lo habla. En las calles de Chichicastenango se habla Quiché, la lengua maya más hablada en este país.
Canta el gallo y en Guatemala le escucharás todos los días, ¡vaya guerra han dado!. Con la primera luz del día se montan los puestos a base de palos que sujetan las lonas. Comienza el ajetreo por Chichicastenango entre las dos iglesias del pueblo.
En Chichicastenango hay mucha devoción y no es para menos porque fue aquí donde se encontró el libro de Popol Vuh, la biblia maya que narra el origen de la humanidad. Si te sientas en las escaleras a cualquier hora del día podrás ver escenas de la vida cotidiana a las que no estás acostumbrado como los rituales que celebran los indígenas.
En Chichicastenango he notado especial antipatía o timidez y da la sensación de que los indígenas no quieren intrusos pero conocí a Pancho y cuando vas con alguien guatemalteco la gente ya no huye de ti. Gracias a él, la visita al cementerio fue más que interesante.
En nuestra cultura la muerte se viste de negro pero en la maya se viste de colores que encierran un significado y esto se ve reflejado en los cementerios. Por ejemplo, el blanco para la pureza, el azul turquesa para la protección de las mujeres, el amarillo se usa para los abuelos, etc.
Estos mismos colores visten los huipiles de las mujeres y estos mismos colores son los que pintan las velas de la ceremonia maya que las familias hacen en el cementerio de Chichicastenango para celebrar fechas importantes, rendir ofrendas, mostrar agradecimiento, pedir salud o lluvia para el campo…
La señora hizo un círculo con el azúcar y dentro pintó la cruz maya señalando a los cuatro puntos cardinales. Encima empezó a construir una pirámide con hierbas, cuatro tabletas de chocolate, cuatro limones y pétalos de flores.
Enciende el fuego, considerado por los mayas un medio de comunicación entre el hombre y Dios, aviva la llama y reza algo que obviamente no entiendo. Cuando todo queda hecho cenizas, algo mete en una lata y la mueve al más puro estilo “botafumeiro”.
Anochece y los palos que sujetan los puestos del mercado desaparecen hasta dentro de unas horas que la vida empieza de nuevo en Chichicastenango. Guatemala es uno de los países que mejor conserva la cultura indígena, un paraíso intacto.
Muy interesante ver que aún se conservan vídas de otros tiempos, creadores de la civilización,, bien detallado todo como siempre, el mundo de color como es representando por los mayas es fantástico. Una vida de color, aprendamos de ellos.
Esta gente es una maravilla! Ojala Guatemala siga conservando su cultura indigena. Ahora mismo un % muy alto de la población mantiene las tradiciones 😉
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