Hoy me voy a tomar el camino como un “paseo” y solo haré 19km. Además, así me juntaré con mis compañeros que ayer dejé atrás.
La salida de Samos es tan espectacular como la entrada y aunque los excesos de km de días anteriores me están pasando factura, el paisaje me motiva muchísimo y camino con una sonrisa de oreja a oreja.
Siempre está bien hacer un alto en el camino y este señor belga marca mi primera parada. Ambos estamos asombrados de cómo todo lo necesario para sobrevivir está guardado en una mochila de 5-7kg. No echo de menos el ordenador, ni la TV, ni el metro ni otros bártulos de los que en mi vida real no me separo.
Comemos unas frutas y seguimos caminando pero no puedo ir a su ritmo. 😦 Además he visto un río y me apetece meter los pies para afrontar el final de etapa.
Fin de la naturaleza y viene lo peor del día: camino polvoriento paralelo a la carretera que me llevará hasta Sarria. Veo la ciudad de lejos pero es como si nunca la fuera a alcanzar. Continúo hasta Barbadelo, huyendo de la masa de “turigrinos” que empiezan en Sarria.
Un pequeño pueblo 5km más adelante donde encontré una de las mejores comidas del camino “Casa Carmen” y uno de los mejores albergues “O Pombal”. Está en mitad del campo y el jardín es un oasis de tranquilidad con hamacas donde me eche una siesta…
Recuerdo con cariño esa tarde porque nos juntamos un grupo muy variado de edades y nacionalidades y nos reímos mucho. Como la habitación de hoy es pequeña confío en que por primera vez en cuatro días pueda dormir de tirón . Lo necesito porque las pocas horas de sueño empiezan a pesar.¡Hasta mañana!